3.- Sistema con las cajas acústicas ELAC Concentro, tope de gama de este fabricante alemán.
Alimentando a las grandes ELAC, encontramos el tope de gama de Luxman, formado por el lector CD Luxman D-08u, previo Luxman C-900u y etapas de potencia monofónicas Luxman M-900u de 600 W por canal a 8 Ohm y 50 kg de peso cada una.
Sin duda esta exquisita electrónica japonesa, fue la que más seductora me pareció desde el punto de vista estético, tanto por su extraordinaria calidad de terminación como por lo cautivador de su diseño vintage, clásico y moderno a la vez. Con permiso claro de Accuphase y D´agostino, las otras “joyas del diseño” presentes en esta edición.
Como fuentes, habia un servidor musical de Aurender A10 y un tocadiscos VPI con previo de phono RMD Audio. También había, fuera de la sala, un tocadiscos Elac Miracord y un amplificador de auriculares de Luxman.
En la misma sala, en la parte opuesta, se encontraba el sistema “sorpresa” del evento, era el formado por :
4.- Altavoces Boenicke W11SE, lector de CDs Ayon CD35, previo de línea Parasound Halo JC2 y una pareja de etapas monofónicas Parasound Halo JC1 de 400 W a 8 ohmios cada una.
Este conjunto ha sido la sorpresa del Audioshow. Aunque ya habíamos oído muy buenas críticas de como sonaron en Munich, parecía que frente a los “grandes” altavoces que venían a este evento, los Boenicke quedarían eclipsados y pasarían desapercibidos.
Pero este pensamiento, se desvaneció en cuanto comenzó a sonar el primer tema…enseguida me cautivó la sensación de naturalidad y precisión con que reproducían cualquier pasaje. Con estos altavoces, pequeños matices como sonidos entre los músicos de la orquesta, que con otras cajas pasan desapercibidos, aquí son expresados con gran contraste y realce. Sublime restitución de los transitorios diría como resumen.
Su timbre es realmente bonito y cálido, aunque ni mucho menos obscuro, pues como dije antes sobrecoge la forma en la que expresan los más sutiles matices de la música.
Otro de las virtudes que mas ha impresionado de estos altavoces es su presentación de la escena, amplia y realista, que no esperaba dadas sus pequeñas dimensiones.
Curiosamente los Boenicke proporcionaban una escena mayor que algunos de los “grandes” altavoces que acudían al evento.
Igualmente sorprendió la calidad y control de sus graves, más considerando el gran tamaño de sala en la que estaban sonando, de unos 90 m2 (tamaño superior para el que están diseñados teóricamente estos altavoces).
Lógicamente también hay que conceder su parte del mérito a la electrónica asociada, Ayon y Parasound, aunque ambas no me impresionaron cuando he podido oirlas con otras cajas.
El diseño de las Boenicke resulta chocante pero la sensación de calidad que transmiten al verlas en vivo es brutal, resultando tremendamente atractivas.